viernes, 24 de julio de 2009

Sexo anal

El “sexo anal” es una de las prácticas sexuales con más tabúes. Miedos, vergüenza y hasta una gran cantidad de mitos se crearon en torno a la erotización del ano.
Por eso, la reconocida sexóloga Alessandra Rampolla explicó cómo encarar el tema para poder disfrutarlo sin ningún problema. “El requisito principal es que quien lo practique, se sienta cómodo con su cuerpo y se encuentre preparado para la experiencia”.
Rampolla clasifica dos grandes mitos para tener en cuenta antes de comenzar con el “juego previo”. El ano y el recto al estar llenos de terminaciones nerviosas muy sensibles, las estimulaciones en la zona y la penetración del recto pueden resultar intensamente placenteras tanto para el hombre como para la mujer.
Con relajación, deseo, buena comunicación en la pareja y mucha lubricación, la penetración anal no sólo no es dolorosa, sino que puede ser excitante y orgásmica. Si está provocando dolor, es señal del cuerpo de que la actividad sexual se debe pausar hasta no sentir dolor.
Pero para poder disfrutarlo correctamente, la sexóloga recomienda comenzar la actividad sexual con un lubricante artificial sobre la base del agua (para que no afecte la integridad del condón), de consistencia pesada y sin espermicida, ya que puede irritar el tejido anal.
Además de respetar la anatomía del cuerpo; por lo que la penetración debe darse suave y lenta, la persona que recibe la penetración debe siempre mantener el control de ésta, sobre todo al comienzo. Es por eso que la comunicación en la pareja debe ser primordial.
Según la sexóloga, el ano también puede ser estimulado oralmente, así como con juguetes sexuales o los dedos. La clave es estar muy bien lubricados y nunca penetrar nada en el ano que no mantenga una base.

Alessandra Rampolla, la sexóloga de moda, habla sobre sexo anal.
Agencia Federal de Noticias (DERF) Fecha de Publicación: 21/05/2009
21 de Mayo de 2009 (Corrientes Noticias)

La estimulación anal, incluyendo el coito, no es dolorosa si se hace apropiadamente. Puede producir dolor extremo cuando es maltratada. La recomendación es un buen masaje en la zona tanto con los dedos, como con la boca (labios y lengua) ayudan a relajar los músculos. Dos anillos musculares llamados esfínteres rodean el orificio anal y cada uno funciona independientemente. El esfínter externo es controlado por el sistema nervioso central, como los músculos de la mano, por ejemplo. Se puede tensar y relajar este esfínter cuando se desee. El esfínter interno es muy diferente. Este músculo es controlado por el sistema nervioso autónomo, el cual gobierna funciones como los latidos del corazón y la respuesta al estrés. El esfínter interno refleja y responde al temor y ansiedad durante las prácticas anales. Estos causarán que el ano se tense automáticamente aún si la pareja pasiva está tratando de relajarse. Por ello, tomar precauciones acerca de la seguridad y el confort es esencial en este caso. Aún si la persona se siente cómoda durante el coito anal, puede que necesite aprender el control voluntario sobre su esfínter interno con el fin de relajarlo a voluntad. Hacerlo requiere insertar regularmente el dedo, quizás en la ducha o durante el baño cada día, y sentir el esfínter interno. El músculo cambia espontáneamente y en respuesta a la conducta. En este caso, simplemente el poner atención es más importante que tratar de relajarse. Cualquiera puede aprender gradualmente a controlar el esfínter interno voluntariamente.

El placer anal puede ser tanto psicológico como físico. El tabú anal se agrega a la emoción de lo prohibido. Otras personas consideran al ano como un lugar secreto y especial. Compartirlo con la pareja es un acto de apertura y entrega.

Como el coito puede ser vaginal o anal, muchas personas asumen las mismas reglas y las aplican tanto para la penetración vaginal como anal. A pesar que ambos canales están cubiertos por mucosas (tejidos suaves), son radicalmente diferentes. El recto no produce lubricación como la vagina sino sólo una pequeña cantidad de moco. Por eso, la penetración anal requiere de un lubricante. Deben evitarse los aditivos químicos. Los lubricantes de base acuosa (en forma de gel) son compatibles con el látex.

La principal función del recto es actuar como pasaje para las heces. Pero las heces no están almacenadas normalmente en el recto excepto justo antes de una evacuación. Pequeñas cantidades de heces pueden permanecer en el recto, especialmente si las heces no están bien formadas. Un lavado anal antes del coito ayudará a algunas personas preocupadas por la limpieza de esa zona a relajarse. En las películas pornos las "actrices" suelen hacerse enemas para desalojar completamente el organismo.

Los lubricantes, primordiales en el acto anal, no deben alterar el PH del medio vaginal, ser malolientes, irritar o manchar. Tampoco debe abrir los poros del látex del condón. La vaselina no se recomienda con el uso de condón.
Se recuerda que el diálogo en la pareja siempre es fundamental a la hora de sentir placer. Escuchar y ser escuchado.

5 comentarios:

  1. Bueno, los anales de la historia dicen que para un buen sexo por detrás hay que tener firmeza, decisión y buen lubricante. También la dosis de confianza necesaria hace que mujer se relaje y disfrute. Un consejo para los hombres, de hombre a hombre: buen masaje con saliva primero, con lubricante después. En todas las farmacias uno puede conseguir buenos productos si dice para qué es. Sin tener verguenza.

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  2. Para todo lo que sea sexo debe haber amor y respeto por el otro. El sexo anal puede ser un complemento de la pareja, no el único. Todo lo que la pareja haga debe tener sentido, debe disfrutarse, no aceptar o negar porque sí. Las decisiones se deben compartir de modo que ambos marchen juntos el camino de la vida.

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  3. Disculpen la sinceridad, pero a mí me encanta dársela por el culo a cualquier mujer. Si tengo que explicar cómo es mi rutina sexual por costumbre por detrás la digo. Higiene, antes que nada. Luego lengua, mucha lengua y saliva; masajes con los dedos y lubricante en buena dosis. Intro despacio, con movimiento muy suave por unos minutos. Después de asegurarme que el ano se ha dilatado y está bien lubricado,¡¡¡MAZA!!! A los hombres nos encanta ese diálogo, bien cochino. Final en la boquita. Cremita que has de beber, déjala tragar.

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  4. El sexo anal no me disgusta, aunque no es lo principal en mí. Yo entrego, pero quiero lo mío. El hombre que quiera metérmela en el culo se lo debe merecer, no ando buscando por ahí pijas que me ensarten. En síntesis, si el hombre que me ama quiere sexo no le pregunto por dónde, sino simplemente actúo y me dejo llevar. No soy de las que se quedan calladitas esperando a ver que quiere mi amorcito, generalmente la que actúa soy yo y pido lo que quiero YO!!!

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  5. Para tener sexo anal con alguien debo haber pasado un buen tiempo de relación y sentirme plenamente segura de mis sentimientos y los de mi novio para conmigo. Si la persona con la que estoy sentimentalmente unida es comprensiva, me da mimos, me escucha; solo entonces si me lo pide accedo. Siempre con suavidad, a mi no me gusta lo violento, si me encanta lo tierno. Con ternura un chico me puede.

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